El año de la familia es una invitación para los devotos de san José a dirigir nuestra mirada y nuestra plegaria al que fue Padre en la familia de la que se originó la Iglesia.

El papa León XIII afirmó, al aprobar el culto a la Sagrada Familia de Nazaret, que Dios dispuso su obra de salvación de la humanidad de tal modo que una familia, la que formó el Hijo de Dios encarnado, la Virgen Madre de Dios y el Patriarca, hijo de David, por quien el mismo Verbo encarnado recibía la herencia mesiánica prometida al Rey profeta, fuese el origen y el nacimiento de la Iglesia, la universal familia de los hijos de Dios.

Este misterioso y benévolo designio puso en el origen de todos los caminos de la incorporación de la humanidad pecadora en el Cuerpo místico cuya cabeza es Cristo, y cuya alma es el Espíritu Santo, aquella comunidad humana en la que habitaba la plenitud de la divinidad.

De este modo una vida silenciosa y cotidiana de relaciones privadas y domésticas, carentes de presencia pública y sin misión de palabra profética o apostólica, sin ministerio perteneciente al sacerdocio del Antiguo Testamento, y sin vocación a dar testimonio de Cristo resucitado y anunciar el Evangelio a todas las naciones, estuvo en el origen de nuestra salvación.

El patriarca José tuvo el cuidado solícito y paterno de quien era el Pan de vida bajado del cielo. Por esto muchos Padres y Doctores hablaron de José como de aquel que Dios colocó al frente de su familia para dar a todos a su tiempo el sustento: el administrador fiel y prudente puesto a la cabeza de la casa.

De esta función en la Familia de Nazaret deriva su misión en la Iglesia universal. Esta es continuación y desarrollo de aquella «Iglesia doméstica originaria», y José tiene también ahora la misión de solicitud y cuidado paterno. Ya santa Teresa de Jesús hablaba de José como de «nuestro padre y señor». Es muy propio de este año de la familia que, sintiéndonos hijos de Dios por nuestra incorporación a Cristo, nos sintamos con Cristo bajo el cuidado solícito de María, Madre nuestra, y de José, nuestro Padre.

Francisco Canals Vidal,
La Montaña de san José (mayo-junio de 1994) 5