El Santuario de irradiación mundial que fundó en Barcelona la beata Petra, con especial carisma apostólico y profético, nos da a los devotos del santo Patriarca, año tras año, la oportunidad de experimentar algo demasiadas veces olvidado.

San José es, al modo de María su esposa, «causa de nuestra alegría». La solemnidad litúrgica del santo celebrada solemnemente en la explanada del Santuario, pone siempre a todos los fieles allí presentes en esta situación de profunda alegría interior e incluso exterior y manifiesta. Este año la concurrencia de fieles creo ha sido superior a la de años anteriores.

El obispo auxiliar monseñor Pere Tena i Garriga habló en su homilía del sentido de la liturgia de san José en la perspectiva de la ya cercana celebración del misterio pascual. Además de mostrar profundamente el sentido de la participación de san José en la historia de la salvación, sus palabras fueron muy eficazmente orientadoras para que del culto a san José derive una lección decisiva para la vida cristiana.

Me parece recordar casi literalmente estas palabras: «San José nos da a los cristianos el ejemplo, [no] de una vida programada por el hombre mismo según sus propios criterios, sino disponible en la fe y en la fidelidad para el cumplimiento perfecto de los designios divinos».

Tengo la certeza de que en espíritu estaba presente en la numerosa asamblea la misma madre Petra de san José, y que con su intercesión y ejemplo nos estimulaba una vez más, con espíritu de confianza y alegría a aquel fiel cumplimiento de la voluntad de Dios que define al patriarca José como hombre «justo». Es ésta la esencia y el secreto de la santidad a que todos los cristianos somos llamados.

Francisco Canals Vidal,
La Montaña de san José (mayo-junio de 1997) 15